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CULTURA OBLIGA



Esta mañana me desperté pensando en que tenía ganas de un buen desayuno mexicano, bueno! Sonorense, pues siendo originaria de ese gran Estado de la República Mexicana, aún viviendo en Bélgica, conservo mis tradiciones.

Hacía dos días había estado disfrutando junto con marido (quien es asturiano de cepa, español  puesn!), un concierto casero. Mucha música mexicana que creo lo saturé un poquito mucho.  Lo digo porque más tarde se puso el “casco”, o sea, (traducción al mexicano: los audífonos) y se puso a escuchar las suits de Violoncello de Bach, tocadas por Po Cassals.

Entré a la cocina, y para ambientar la preparación de los huevos rancheros que pensaba hacer, me puse a cantar… bueno, a canturrear!
Lo primero que se me vino a la cabeza fue… José Alfredo Jiménez.  Durante toda mi niñez con mi padre y después en mi vida “adulta” con marido (el primero), tuve que empujarme todas las canciones habidas y por haber de José Alfredo.  Así que, actualmente, mi repertorio es vasto.

Y Cantaba ♫ ♪ tu y las nubes me van a matar!! ♫ ♪ yo pa’rriba volteo muy poco!! ♫ ♪ tú
José Alfredo Jiménez
pa’bajo, no sabes… mirar… ♫
♪ ♫

Y de repente que oigo, lejanamente una vocecita que dice: ♫ “tú y las nubes me VAIS a matar!!! ♫ ♪… me vais, me vais, carajo!

Salgo de la cocina hecha una furia, miro a marido y le digo: “¿qué? ¿Piensas cambiar la letra de las canciones de José Alfredo?
Y responde, queriendo defenderse de mis embates… “Pero es que vosotros no habláis como se debe… no usáis… “

Y yo:  ¿qué?... ¿Qué, qué, QUEEE?
Pretendes que yo sea la representante de millones de castellanoparlantes que viven en toda América Latina, desde Tijuana hasta la Patagonia, exceptuando Brasil, para defender mi lengua…
¿Cuántos millones de personas crees tú que hablamos el español?

¡!Vosotros!! – le dije, vosotros los españoles que vinisteis a conquistarnos, nos enseñaron ….
Y me corrige: ‘”enseñasteis”…

Y yo:    si!! Bueno! Eso!,…  vuestra lengua!  Y nosotros… nosotros la modificamos.  No nos estancamos:  Le agregamos la lengua de todos nuestros invasores…
Un poco de inglés, un poco de francés, una gran dosis de castellano, y todavía conservamos el Náhuatl… el NA HUA TL ¡!!! TL, TL, TL, que vosotros no sabéis ni pronunciar! Porque decís: NAHUA…. Nahua… qué es eso???

Pronunciáis ALETA, por atleta, ALÉTICO DE MADRID, por ATLÉTICO….
¿Y os quejáis de nuestra lengua?

Y agregué:
“anda ya, guapin! Vete por ahí!!”

Antes de entrar de nuevo a la cocina, eché un ojo a ver qué cara tenía.  Una sonrisa de ladito, como la de mi padre, cuando sabía que había hecho enojar a mi madre.. a miamá! Pues!!
Una sonrisa que le hacía vérsele una expresión de pillo!

Al rato, salí de la cocina, con sendos platos de huevos rancheros.  Dos huevos estrellados, sobre una cama de tortilla de harina, bañados con una salsa casera de “La Costeña”, salsa que encuentro en un súper del lado de Francia.  Una verdadera salsa picante.

Le ambienté el desayuno, contándole una anécdota, que, con el paso del tiempo no se sabe si fue una experiencia vivida, un chiste o una burla que le hicieron al pobre hombre.

En los años ochentas, si mi mente no me falla, eligieron en Sonora como gobernador del Estado, a DON Samuel Ocaña García, oriundo de Arivechi, un pueblito enclavado en la Sierra, entre Sahuaripa y Bámori, bellísimos pueblos de mi natal Sonora.

Conocido por su sencillez de hombre de pueblo, Don Samuel Ocaña, no quiso dejar su casa para mudarse a la casa “blanca”, (la casa destinada al gobernador, está pintada de blanco).

Dicen que un día, le hacían una entrevista y que le preguntaron:
“Don Samuel:  ¿es cierto que en Hermosillo la gente dice: “tortías”?
A lo que don Samuel respondió:
“¿Onde? ¿en Hermosío? ¡No’mbre! ¿tortías? Eso lo dicen en ¡las orías!”


Marido no dijo nada… se limitaba a sonreír, y a limpiar su plato con un cachito de tortilla que le quedaba entre los dedos…

3 comentarios:

  1. jajajjajaj Tremenda mujer, ¿Que tu difunto esposo nunca supo que ponerse a discutir con una mujer no tiene sentido? Cuando nosotras hablamos es porque ya traemos los "pelos de la burra en la mano" ¡Eso sí, el color de los "pelos" de la burra son del color necesario para la ocasión. Muy divertida y aleccionadora tu anécdota. Saludos.

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  2. ay! amiguita, mi español de marido nunca quiso hincarse ante las evidencias, asi que discutió hasta el último día de su vida.. Un purista de su lengua española!! pobre hombre, que Dios lo tenga en su .... silla bien amarrado!! jaja

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  3. Jajaja el pobrecito ya no quiso discutir, peor eso ahora lo recuerdas mucho, te hace falta para tener una plática agradable por así decirlo...... Durante la comida.

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