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LA LLANTA PONCHADA

Hay días y días !

Y éste, fue uno de esos... qué día !
Guille me había deseado "buen día" y todo el día lo estuve recordando...
Por primera vez en muchos meses y felices días... marido pidió paz! Es decir, pidió quedarse en casa y no acompañarme a mis aventuras callejinas.
Creí que tenía todo arreglado, pero noooo!

Llegué a mi destino a tiempo; ya era buena cosa!
Todo mundo me preguntó por el señor Sánchez.. y sí, soy la señora Sánchez (pero en Europa no se usa ser propiedad “de” –nadie--, jeje)
Todo el día no hice más que correr!!!

A un momento dado del día, estuve con Camille, una asistente social que promete arreglarme todos mis defectos… perdón, perdón.. arreglar todos mis asuntos.
Sobre todo saber, por qué en el Oficio des Equivalences, no toman en cuenta mi certificado de preparatoria, como bachillerato, pues sólo me autorizan a seguir estudios cortos (de 3 años) y no se me autoriza el acceso a la Universidad.

Entré al estacionamiento, y busqué una fiesta…ups! Perdón, otra vez! Es la tendencia… 
Busqué mi fiesta, es decir, el Ford Fiesta azul obscuro, como los pensamientos que tuve después…

Al subir al coche y posicionarme al volante, vi que en el parabrisas había una notita en papel cuadriculado. Llevaba prisa, y no lo tomé, me dije que lo haría en un momento más, para prolongar la incógnita. Tenía que moverme de ahí rápidamente a unos 500 metros para ir a la entrada del comercio donde me proporcionarían un “rolator” (yo creía que era para tocar rolitas, pero era un aparato con ruedas)

Mientras conducía esos 500 metros, mi mente viajó como un “flash” hasta el momento en que un día de mi vida, encontré una notita fantasma, aparecida de repente en el parabrisas de mi “Caribe VW” mi carrito de aquella época, mis tiernitos 21 años… 
En aquella nota sin firma, estaba escrito un mensaje de 6 palabras: “Bellísima: Ojalá y te vuelva a ver”
Después me di cuenta que era una tarjeta de presentación y por el lado anverso se leía el nombre del atrevido, - -Jesús Benavides-- su dirección y sus teléfonos.

Me sobraba media hora antes comenzar las clases en la escuela nocturna donde cursaba mis estudios preparatorios, así que decidí ir hasta allá para ver al atrevido. Al llegar a la dirección, vi un coche que me llamó la atención. Un Ford Marquis, gigante! Pero su dueño no estaba dentro, quizás me observaba desde la ventana de su oficina.

Entonces lo reconocí!!! Era el coche que me había estado siguiendo toda la semana!
Se aparecía por todos lados, alrededor del lugar donde yo trabajaba en ese entonces.
Saqué mi libretita cuadriculada, garabatée una nota que decía “si, ojalá nos volvamos a ver…”

Se la puse en su parabrisas y partí.
Años después… en una sobremesa después de un agradable momento culinario, me enteré que el pobre hombre anduvo como loco buscándome o buscando mi Caribe de color blanco, que después bautizaría como “la flecha blanca”, por mi manera de conducir.
No conocía mi dirección, solo me había visto en un área específica donde hay edificios de oficinas y gubernamentales, así que no tenía forma de localizarme.

Casi 20 años después, seguíamos recordando los momentos, los sentimientos, angustias y desesperos, que pasó el susodicho, buscándome como loco, después de leer mi nota de respuesta.
Esos veinte años pasados, los pasamos juntos, compartiendo una vida de sueños, trabajos y esperanzas, las cuales se truncaron con su partida…

Regresando a mi historia de ayer…
Con el rolator en la mano, llegué hasta el lugar donde había estacionado el coche.

La llanta trasera derecha, estaba completamente en el suelo, desinflada, sin aire, ponchada, pinchada, picada, a plat! Crevé! …todo!
Recordé la notita en papel cuadriculado que hacía un momento había visto. La quité del parabrisas y leí:

“votre pneu derrière droit est a plat” o lo que es lo mismo : « su neumático trasero derecho, está plano”
El hecho de haber movido el coche de lugar, lastimó el neumático dejándolo inservible.

“Hacer de tripas, corazón”, decimos en México, en francés utilizan la expresión: “tomar su coraje a dos manos” o su valor!
Me quité el saco, la bufanda, el reloj… saqué todo lo que necesitaba para cambiar la rueda, y manos a la obra!


Aflojé los “birlos”, metí el Jack en la posición que se menciona, y comencé a subirlo, cuando se acerca un hombre joven hacia los 40’s, con un aire de iraquí, ceja poblada, tez morena, y me di cuenta que no era belga. En Bélgica hay muchos extranjeros… es decir, habemos!
El hombre, pasó su teléfono a su hija, se quitó el saco, y manos a la obra!
Levantó un poco el coche hasta el momento en que ya no se pudo dar más vueltas.
El coche empezó a inclinarse y a bajar de su inestable postura.
Yo detenía el coche, para que no le cayera encima, y él insistía en seguir dándole la vuelta.

Cuando vio la burrada que había hecho, me dijo que iría a su coche a buscar su propio jack, para sacar al otro de donde estaba atorado!
Huelga decir que el hombre no volvió!!!
Me decidí entrar al “desk” de información para pedir ayuda.

Me dijeron que fue
ra a “gardiennage” donde los guardianes guardan… no sé qué!
Y cuando expliqué mi problema, se decían entre ellos…
Yo no puedo… yo no tengo… mi coche no tiene… no podríamos llamar a fulanito?...
Me pidieron de volver al parking, y cuando ellos llegaron…
Me explicaron que no podrían ayudarme pues no tenían la herramienta correcta, que era necesario llamar a “Ford Asistence”, y eso hice.
La llamada duró más o menos media hora, entre que me pedía el número de serie del coche, el número y la fecha de la puesta en servicio, el número de la placa de inmatriculación, el número nacional del dueño del coche, el número de folio de la hojita rosa. Las fechas de validez del seguro del coche, el número de contrato de éste, en la hojita azul…

Cuando terminé de “faxear” verbalmente los datos, me dijo que no había ningún contrato activo de asistencia, y que mi taller Ford, debería de haberse encargado de actualizarlo, después de haber hecho “l’entretien”, o sea el servicio.
Insistía en que llamara a “mi” taller Ford, y entonces le pregunté, --y cuánto cuesta si usted me envía la asistencia? Ciento cuarenta euros, me respondió… ($2,500 pesos por cambiar una rueda)

Decidí llamar a “mi” taller Ford. Monsieur Wicht, muy amablemente me dijo que estaría conmigo en veinte minutos. Y así fue, con los útiles apropiados, y la experiencia de Monsieur Wicht, en menos de 10 minutos la rueda cambiada, y todos los utensilios guardados. Me dijo: La espero en mi taller, para la cuenta y ver la llanta que quitamos”, que por cierto, tenía un clavo enterrado.

Fui a casa por marido… después fuimos al taller, y el diagnóstico no era bueno. El neumático había sufrido por haber rodado con él… todo por culpa de “prolongar la incógnita”
La nota? “salada” dicen por aquí: nos pusieron dos ruedas, parte posterior, más el traslado, más la mano de obra…
239 euros, es decir, unos… $4,300 pesos.


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